Se sabe que el karate-do surge en Okinawa (antiguamente reino de Ryukyu, hoy una prefectura japonesa) como un sistema de combate o lucha denominado simplemente Te o Ti (手, mano), que a fines del siglo XIV recibió la influencia de artes marciales chinas, pero siempre con una gran profundidad filosófica, no solo en lo técnico-físico del arte, sino por su aplicación mental y al diario vivir de sus practicantes.
A posteriores, en el mes de mayo del año 1922, el karate llega a Japón, donde adopta otras características mas vinculadas al aspecto deportivo, que si bien gracias a la organización en Federaciones que realizó el karate japonés, este arte marcial se hizo conocido mundialmente, el énfasis puesto en los “torneos de kumite”(Lucha), en los que “con el objetivo de simplificar la apreciación de los jueces” se excluyeron algunas técnicas “por el solo hecho de que las autoridades japonesas del karate desearon desarrollar un sistema de torneo con mínimos inconvenientes” (Soshin Nagamine), por tal motivo se dio a conocer al mundo un “karate acotado” que carecía de técnicas letales (para evitar dañar al otro competidor), pero también de otras técnicas difíciles de apreciar por los jueces del torneo, en las que se utilizan diferentes partes del cuerpo para golpear, como por ejemplo: los golpes realizados con los codos, las rodillas, las manos abiertas (canto, palma, dedos), ciertas partes de los pies (talón, punta de los dedos), las tomas, etc. Esto también generó que las escuelas de karate moderno se centraran mas en los resultados de los torneos que en las características propias del arte marcial, deportivizándolo y apartándolo de su esencia.
Originalmente el karate como arte marcial (Bu-Do) se desarrolló como una “técnica marcial (es decir: método efectivo para derrotar al enemigo), en la edad media, no se usaba la palabra Do en las artes marciales sino que se decía bujutsu; Bu en chino significa: Detener una lanza o sable....se entiende que es: (detener la violencia), en este entraban todos los métodos, vía diplomática, vía militar (incluyendo atacar al enemigo, siempre y cuando haya una razón justificada), el concepto de Do (Sendero Espiritual) entra recién en el siglo 16, poniendo a las artes marciales casi en una categoría religiosa.
Ya que ahora no necesitamos estudiar como derrotar al enemigo en forma fácil, budo se convierte en una lucha contra uno mismo. Ese sería el concepto de budo, por eso budo se diferencia del deporte. En el deporte se compite con otro ser, pero en budo se compite con el ego de uno mismo.” (Kim Dong Hyum-Instructor Oshukai). En otros términos el Karate-Do tradicional es un medio para la evolución personal a través de técnicas físicas, para conocerse uno mismo e ir superando sus errores y mediante la disciplina, caracterizada por normas éticas a respetar dentro y fuera de la escuela (dojo).
El karateka no debe emplear sus técnicas para iniciar una pelea o conflicto, sino que debe por todos los medios evitarla, pero debe estar preparado para poderse defender con efectividad en caso de que esta sea inevitable.
El Karate-Do tradicional practicado en la escuela Oshukai, basa sus técnicas en la práctica de los katas (que son una combinación de técnicas de bloqueos y golpes determinados, organizados pedagógicamente) y sus respectivos bunkais (aplicaciones del kata a situaciones reales en forma desglosada), sin excluir ninguna técnica (como pasa en el karate deportivo) y de esa forma da las bases para el combate real, permitiendo elegir las técnicas mas adecuadas a la situación que se presente. Luego de dominar esas bases con varios años de práctica, posibilita ampliar con creatividad nuevas combinaciones de técnicas. Aunque en otros estilos de karate también se practican katas, en algunos de ellos se los diferencia del combate, por ejemplo en la regla 18 del Niju kun (veinte reglas) creadas por el sensei Gichin Funakoshi, dice: “Busca la forma (kata) correcta, el combate real es otra cosa”).
En otros estilos de karate, sus bunkais parecen estar centrados en la interpretación de que el que ataca avanza y el que se defiende retrocede.
En los bunkais del karate tradicional que hacemos en Oshukai: el que es atacado se desplaza en una dirección diferente de los ataques (sin retroceder) y bloquea el ataque pasando muy velozmente (y hasta simultáneamente con el ataque) a la ofensiva. Aunque otras escuelas participan de esta idea en Oshukai tenemos un lema “La velocidad está conectada con la destrucción” (Kenyu Chinen-Presidente World Oshukai Federation). De esta manera, se potencian los contragolpes, no solo por la velocidad, sino también por aprovechar la energía cinética contraria de nuestro adversario.
Se da énfasis sobre algunas técnicas tomando al oponente y tirándolo hacia nosotros al momento de realizar el golpe, asegurando su resultado, circunstancia que caracterizaba el combate nocturno previo al Sensei Itosu, y que fue excluido del karate competitivo.
La energía de las técnicas de ataque y bloqueo están dadas no solo por la fuerza del brazo o pierna que lo realiza, sino que es multiplicada por la rotación del cuerpo en la cintura, comenzando con firmeza desde la postura de los pies y estallando en el golpe o bloqueo.
Por norma internacional, para la graduación de cinturones se tienen en cuenta no solo los conocimientos del practicante, sino también su edad cronológica, por ejemplo no puede graduar el cinturón negro un practicante que no haya alcanzado los dieciséis (16) años de edad, porque se entiende que de esa graduación en adelante el karateka debe tener una madurez psico-física que se alcanza solo con la edad y porque el karate es también una forma de vida y se evoluciona en forma paralela en ambos aspectos.
El motor que moviliza este karate-do tradicional es la autosuperación, y no el resultado de un torneo, “el karate-do es una mesa de tres patas en perfecto equilibrio: mente, cuerpo y espíritu, se debe buscar la calma de la mente, la perfección en la técnica (cuerpo) y la marcialidad del espíritu” (Héctor Riveros - Representante de Oshukai Argentina). “Es en realidad cuando tratamos de unir estos tres elementos cuando comenzamos a adquirir un espíritu marcial, esencial para darle un verdadero sentido al karate-do” (Nicolás Pereyra-Instructor Oshukai), siempre procurando que el karateka sea una persona ejemplar en cuanto a: Respeto, Justicia, Esfuerzo, Armonía, y Responsabilidad (Dojo no kun – reglas del Dojo), sugerimos hacer de este mundo un lugar mejor, comenzando por ser mejores nosotros mismos mediante la práctica del Karate-Do y Kobudo tradicionales.
Fabio Nicolás Cabrera
Instructor Oshukai